Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente: lucha, memoria y exigencias al Estado


Cada 25 de julio se conmemora el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, una fecha que nació en 1992 tras un encuentro histórico en República Dominicana con mujeres negras de más de 30 países de América Latina, el Caribe y la diáspora africana. Desde entonces, la fecha se ha convertido en una plataforma de lucha para visibilizar sus demandas, exponer las desigualdades estructurales que enfrentan y exigir políticas públicas con enfoque racial y de género.
A más de tres décadas de ese primer encuentro, las mujeres afrodescendientes siguen enfrentando brechas significativas: menor acceso a la educación superior, trabajos informales, pobreza, exclusión, violencia y escasa representación en la política. A esto se suma una discriminación interseccional que combina racismo y sexismo en todos los niveles: desde los medios hasta las instituciones.
El 25 de julio no es solo un recordatorio simbólico, sino una fecha de acción. Se realizan foros, marchas, encuentros y conversatorios en varios países para impulsar una agenda transformadora. Entre las exigencias destacan: censos étnicos, educación intercultural, programas de salud con perspectiva afro y participación activa en la toma de decisiones.
Para las mujeres afrodescendientes en México, esta conmemoración es especialmente relevante. Aunque representan una parte fundamental de la historia y la cultura del país, su visibilidad sigue siendo limitada. Muchas viven en comunidades rurales o urbanas marginadas, con escaso acceso a servicios básicos. Su aporte en el arte, la educación, los movimientos sociales y la defensa de derechos humanos es innegable, pero aún poco reconocido.
Este 25 de julio, la exigencia es clara: pasar del discurso a la acción. Que el Estado y la sociedad asuman su responsabilidad en la construcción de una verdadera igualdad con justicia racial y de género.