Puebla lidera la lista nacional en robo de combustible; la lucha contra el “huachicol” se intensifica

Puebla, Pue. — El estado de Puebla se ha posicionado como líder nacional en la lucha contra el robo de combustible, un delito conocido como “huachicol”. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, el problema persiste y se ha convertido en una preocupación de seguridad pública y económica.

Cifras que alertan
Según la Fiscalía General de la República (FGR), en el primer semestre de 2025, Puebla registró 531 carpetas de investigación por la extracción ilegal de hidrocarburos. Esta cifra coloca al estado por encima del Estado de México, con 495, y de Nuevo León, con 357, de acuerdo con un informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Raíces del problema
El huachicol es un fenómeno complejo con profundas raíces en la región. Se ha convertido en una actividad altamente organizada, liderada por grupos criminales que no solo perforan los ductos de Pemex, sino que también controlan la venta y distribución del combustible robado.
La zona conocida como el “Triángulo Rojo”, que abarca municipios como Tepeaca, Palmar de Bravo y Quecholac, es el epicentro de esta actividad. Esta área es conocida por la gran cantidad de tomas clandestinas y los frecuentes enfrentamientos entre bandas delictivas y las fuerzas de seguridad.
Impacto en la sociedad
El robo de combustible no solo es un delito financiero, sino que también tiene graves consecuencias sociales y ambientales:
- Violencia: La disputa por el control de las tomas clandestinas ha disparado los índices de violencia, homicidios y secuestros en la región.
- Corrupción: La operación de estas redes criminales no sería posible sin la complicidad de algunos funcionarios públicos, lo que erosiona la confianza en las instituciones.
- Daño ambiental: Los derrames de combustible derivados de las tomas clandestinas contaminan el suelo y el agua, afectando la agricultura y los ecosistemas locales.
A pesar de los operativos de seguridad, el problema persiste, en parte debido a la falta de oportunidades económicas que en ocasiones obliga a comunidades enteras a colaborar con los grupos criminales para subsistir.
